Oxigenación del suelo: buenas prácticas y beneficios para el ganado
Una buena práctica agrícola desde el punto de vista de los suelos va especialmente dirigida al mantenimiento de optimas características físicas, químicas y biológicas sin presencia de contaminantes orgánicos e inorgánicos.
Es necesario un buen uso de los recursos esenciales en la producción y el ecosistema, hablamos del suelo, agua, aire, flora y fauna. Estos brindan a la naturaleza el arte de producir abonos orgánicos para luego ser incorporados en cantidades óptimas ayudando en la manera y vigor de las distintas especies establecidas en pro del proceso de explotación agrícola.
En este post te hablaremos de la importancia de las buenas prácticas agrícolas y, sobre todo, de una de las más importantes y sustentables: la oxigenación del suelo.
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¿Por qué son importantes las buenas prácticas agrarias y agrícolas?
Las buenas prácticas agrarias y agrícolas permiten una producción inocua de alimentos.
En algunos países, especialmente de Latinoamérica, el enfoque del sistema de la calidad de alimentos y productos agropecuarios ha estado dirigido fundamentalmente hacia la certificación de productos en lugar de procesos.
En muchos casos la evaluación de sistemas oficiales de inspección y certificación internacional no se aplican, sino que simplemente se mide la calidad e idoneidad del producto final. Sin embargo, estas prácticas centradas en los procesos permiten obtener un sistema integral relacionado con la calidad, sanidad e inocuidad agropecuaria.
La inocuidad de alimentos no es más que un componente de la salud pública, lo que convierte en un compromiso de los estados la protección del consumidor y así también facilita la competitividad comercial nacional e internacional. Esto solo se puede lograr a través de buenas prácticas agrícolas y pecuarias las cuales conducen a la inocuidad de los alimentos.
Pero, ¿cómo se definen este conjunto de buenas prácticas?
Las buenas prácticas agrícolas son acciones inherentes a la producción, procesamiento y transporte de productos de origen agropecuario con la finalidad de garantizar la inocuidad, la protección del medio ambiente y las condiciones laborales del personal que trabaja en la tierra.
Son la mejor herramienta para que el productor logre la diferenciación de su producto del resto de sus competidores abriendo opciones a nuevos mercados orientando creando proyectos auto sustentables económica y ambientalmente.
Adicionalmente, las Buenas Prácticas Agrícolas son una necesidad como vía para mitigar la contaminación asociada con el uso inadecuado de los agroquímicos en los sistemas agrícolas con las resultadas negativos a la salud del ser humano y al medio ambiente.
En definitiva, la FAO define a las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA’s) como “la aplicación del conocimiento disponible a la utilización sostenible de los recursos naturales básicos para la producción, en forma benévola, de productos agrícolas alimentarios y no alimentarios inocuos y saludables, a la vez que se procuran la viabilidad económica y la estabilidad social”.
Y, ¿cómo se oxigena el suelo?
Desde la visión de la agroecología el suelo es un organismo vivo, rico de vida microbiana y mesofauna, por ello la práctica de los cultivos se hacen simulando los ciclos naturales de los bosques, como por ejemplo el que se da entre el suelo y las plantas.
El suelo aporta nutrientes y compuestos a las plantas y estas generan la materia orgánica necesaria para mantener la vida, la fertilidad y la estructura del suelo.
La estructura del suelo se forma a través de la actividad de la vida microbiana y mesofauna que unidas a la materia orgánica presente en el suelo forman los grumos que hace el suelo más suave favoreciendo la infiltración y no el escurrimiento, a esto se le denomina bioestructura.
Preparación adecuada de los suelos
Las Buenas Prácticas Agrícolas recomiendan hacer uso de equipos livianos, pequeños e incluso de tracción animal (practicas agroecológicas).
Los implementos recomendados están el subsolador, el arado de cincel y el palín mecánico; estas herramientas rompen el piso de arado, reducen la escorrentía, disminuyen la erosión, aumentan la infiltración, el drenaje, la distribución equilibrada de humedad, la disposición del agua y de los nutrientes. Estas acciones promueven un mejor desarrollo de los cultivos.
La oxigenación y descompactación de suelos arenosos conviene hacerlo mediante la labranza y los arcillosos con un cincel.
Para el caso del pasto la descompactación del suelo debe ser entre un 15 a 20 centímetros y un máximo de 30 centímetros de profundidad con un cincel.
Al oxigenar y facilitar el flujo de agua en el suelo se promueve la producción de pastos de calidad, siendo un alimento adecuado para la alimentación del ganado que transformará los nutrientes ingeridos a través del forraje en leche y carne de calidad.
Algunos ganaderos creen que la estimulación de pastos puede salvar la ganadería hasta en climas extremos.
Expertos en el tema aseguran que es necesario fertilizar los predios para conservarlos verdes todo el año, incluyendo las épocas de sequía. Innumerables encuentros ganaderos exponen las experiencias vividas y la eficiencia de producir forrajes con la tecnología de fertilizantes.
De tal manera que una buena técnica de oxigenación del suelo, tecnología de fertilizantes y el riego sobre estos fertilizantes estimulan el crecimiento del forraje con excelentes resultados que redundan en beneficios para el ganado y su alimentación.
Conclusión
En definitiva, la oxigenación del suelo juega un papel esencial en las buenas prácticas agrícolas.
Esta, a su vez, contribuye con la calidad de los productos del campo y, en consecuencia, con la idoneidad de la alimentación del ganado.
De esta manera es un método y procesos que apuesta por la sustentabilidad, el bienestar animal y la calidad del producto final que llega a la mesa de las poblaciones.
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