6 consejos para mejorar tus cultivos en invernaderos
El cultivo en invernaderos se ha consolidado como una opción atractiva para los agronegocios que ponen foco en la innovación y buscan optimizar sus recursos.
Este modelo de producción se caracteriza por incrementar el aprovechamiento de los espacios y propiciar mayores estándares de calidad y en los resultados finales.
No obstante, el cultivo en invernaderos, al igual que la hidroponía en general, conlleva un gran esfuerzo económico inicial de los agronegocios, así como la adaptación a un nuevo esquema de producción, lo cual puede suponer costos extra en capacitación de operadores o adquisición de nuevos recursos tecnológicos asociados.
Esto hace que la optimización de la inversión en este modelo de operación en cada una de las etapas de cultivo se convierta en una de las grandes prioridades de los gestores de los agronegocios, pues de esto depende que el cambio realmente sea rentable y mejore tanto la calidad como la productividad.
Y, entonces, ¿cómo mejorar tus cultivos en invernaderos? A continuación te dejamos una lista de consejos puntuales que pueden resultarte de gran ayuda.
1. Garantiza la mano de obra
Como mencionamos líneas atrás, el cultivo en invernaderos supone un gran cambio, pues se trata de una forma de agricultura intensiva mucho más específicas y especializada, con foco en la calidad y el máximo aprovechamiento de cada recurso.
Antes de iniciar con un proyecto de producción en invernaderos, es importante que asegures contar con la mano de obra necesaria para su desarrollo satisfactorio.
De esta manera, no debes dudar en desarrollar programas internos de capacitación para operadores, que adecúen sus conocimientos y habilidades a la nueva forma de producción.
Estos programas deben abordar desde prácticas y procesos que serán modificados hasta el uso de las tecnologías que se incorporarán para el aprovechamiento del invernadero.
2. Desarrolla un plan de polinización
Y, hablando de cambios, uno de los más importantes será la polinización.
Cuando la producción se lleva a cabo en campo abierto, flores de tomate y otras especies que también pueden ser explotadas en invernaderos son polinizadas de manera mecánica a través del viento.
Por supuesto, si migras a un invernadero no podrás aprovechar este proceso natural y mecánico, lo cual obliga a buscar otras opciones y a trazar un plan concreto.
Una muy buena alternativa, utilizada por muchos agroproductores en invernaderos, es la polinización eléctrica, que hace vibrar los racimos de las flores con una periodicidad predeterminada de acuerdo a necesidades concretas.
Las unidades de soplado de hoja de baja potencial también pueden brindar excelentes resultados.
3. Maximiza la fotosíntesis
Es importante garantizar la óptima entrada de luz al invernadero y, en consecuencia, al cultivo, para así favorecer la fotosíntesis y el desarrollo productivo de las plantas.
Esto demanda prestar especial atención a las labores de poda, así como a la orientación de cultivos hacia ángulos y colocaciones que fomenten una penetración óptima de la luz solar.
Por otro lado, para maximizar la fotosíntesis, es conveniente asegurar la suficiente disponibilidad de agua, a través de mecanismos de riego optimizados, que respondan a las características y necesidades específicas de las plantas.
En la actualidad, existen tecnologías y recursos que automatizan el riesgo dentro de invernaderos, para hacerlo mucho más racional, coherente y personalizado con respecto al tipo de cultivo.
4. Ten un riguroso control de plagas
Si bien el invernadero nos ayuda a depender menos de los factores externos y hacer a nuestros cultivos menos vulnerables ante amenazas de la naturaleza, no podemos descuidar el control de plagas bajo este modelo de producción.
Áfidos, minadores, moscas blancas y ácaros pueden estar presentes en estos ciclos de cultivo y amenazar el correcto desarrollo de las plantas.
Inspeccionar los invernaderos de manera sistemática y tener muy claro a cuáles plagas te enfrentas, identificándolas rápidamente, son procesos elementales para disminuir los riesgos y prevenir el desarrollo de enfermedades como, por ejemplo, el virus de marchitez manchada del tomate.
5. Apunta a la uniformidad del cultivo
Los cultivos en invernadero más productivo funcionan como un reloj suizo: cada proceso se lleva a cabo de manera uniforme y en el momento adecuado.
Por ese motivo, uno de tus principales retos es lograr estandarizar y centralizar procesos y elementos claves del ciclo de producción.
Por ejemplo, la disponibilidad de agua y aplicación de riesgo debe estar sistematizada, por lo cual requieres de tanques para suministro continuo y sistemas que permitan la uniformidad.
Por otro lado, la distribución y el diseño del invernadero es importante para que la luz solar penetre de la misma manera en las diferentes plantas de un mismo cultivo, a la vez que ayuda a regular la temperatura.
6. Mide, controla y evalúa
Cuando se trata de optimizar una inversión, la medición se convierte en una prioridad, y los ciclos de producción en invernadero son la excepción.
Al contrario, este modelo de cultivo ofrece el entorno ideal para aplicar un modelo de gestión inteligente, basado en los datos y en el seguimiento de indicadores.
La agricultura de precisión y la telemetría también son esenciales en estos cultivos y ayudan a hacer los ajustes necesarios a tiempo y, en general, a evaluar qué funciona y qué no.
Dispositivos que miden la temperatura, mapas de aplicaciones de determinados productos e historiales de flujos de trabajo son informaciones muy valiosas para el control de los cultivos en invernaderos.
En conclusión, este modelo de producción demanda modernización, adaptación al cambio y centrarse en atender requerimientos específicos que forman parte de las variables críticas de la cadena de valor, como lo es la polinización y la fotosíntesis, por ejemplo.
Si abrazas la tecnología de punta, impulsas la formación de tu equipo y asumes una gestión proactiva podrás ver muy buenos resultados.
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