¿Qué es la agricultura intensiva?
La agricultura intensiva es la gran responsable de la producción de alimentos a nivel global. Se trata de una forma de producción que a lo largo de las últimas décadas se ha adaptado tanto a las nuevas tecnologías y recursos como a las necesidades de la población y el aumento de la demanda.
En este material te contaremos todo sobre esta importante práctica, explicándote en qué consiste, cuáles son sus principales tipos, qué beneficios concretos proporciona y cuáles herramientas involucra, entre muchas otras cosas.
Entonces, ¿te animas a conocer a fondo la agricultura intensiva? ¡Vamos allá!
¿Qué es la agricultura intensiva?
Debe su nombre a que hace uso intensivo de los medios y recursos de producción en favor de una máxima productividad en cada hectárea, terreno y superficie.
Para cumplir con estos altos estándares, se vale de distintas tecnologías y emplea elementos químicos, principalmente, a la hora de fertilizar y controlar plagas y enfermedades.
Estas características le permiten producir una mayor cantidad de alimentos en un mismo espacio, si la comparamos con la agricultura tradicional o rudimentaria.
La agricultura intensiva comenzó un proceso de masificación a partir de la industrialización en todo el mundo y hoy está siendo impactada y modernizada por la transformación digital.
¿En qué se diferencia de la agricultura extensiva?
En la agricultura extensiva, también conocida como tradicional, se suelen utilizar mayores espacios de tierra para producir una determinada cantidad de frutos, vegetales o alimentos.
Esto se debe a que no se aplican prácticas y acciones para incrementar la manipulación y optimizar recursos, con la finalidad de sacar el máximo aprovechamiento de los espacios y recursos.
En cambio, se desarrollan los ciclos de producción de manera libre, únicamente con recursos naturales como estiércol, por ejemplo, en el caso de la fertilización de la tierra.
Además, en la agricultura extensiva muchas veces no se emplean sistemas de riego, sino que se depende de las lluvias.
En general, esta práctica es mucho más rudimentaria y sensible a los factores naturales y medioambientales.
Mientras tanto, la agricultura intensiva es la versión moderna del trabajo del campo, que ha incluido todas las tecnologías y recursos desarrollados en los últimos tiempos con la finalidad de una mayor productividad.
Esta búsqueda del incremento de la producción se alinea al crecimiento poblacional y, en consecuencia, a una demanda de alimentos que cada vez es mayor.
Tipos y ejemplos de agricultura intensiva
Existen diferentes tipos de cultivos y formas de producción que están englobadas dentro del universo de la agricultura intensiva. Algunos ejemplos son los siguientes:
Monocultivos masivos
Los monocultivos son plantaciones de una sola especie, orientadas a optimizar los espacios y recursos para un máximo volumen de cosecha.
Esto les permite a los productores masificar y estandarizar los ciclos de cultivo, aplicando las mismas acciones, estrategias y metodologías en todo el terreno para el control de plagas, la fertilización y otros procesos claves.
Este tipo de cultivos son ideales en zonas remotas o áreas con dificultades para encontrar mano de obra, ya que se simplifican los procesos y los recursos técnicos tienen una mayor capacidad de cubrir los requerimientos operativos.
Esta estandarización también permite reducir los costos de producción, lo cual se ve reflejado en mejores precios finales.
Agricultura hidropónica
Es el arte de cultivar las plantas sin suelo. Al tratarse de una filosofía que optimiza los recursos y aplica tecnologías de vanguardia, está enmarcada en la agricultura intensiva.
A través de este método de producción, se cultivan plantas empleando soluciones minerales en vez de suelo agrícola. Esto hace del riego el pilar de los flujos de trabajo y de la aportación de nutrientes necesarios para el desarrollo.
Las frutillas y las lechugas, al igual que diferentes variaciones de tomate, son especies ampliamente cultivadas en la hidroponía.
La posibilidad de producir en condiciones ambientales limitantes, los ahorros en abonos y fertilizantes y la alta calidad de las cosechas son algunas ventajas de este sistema.
Agricultura de invernadero
Como su nombre lo refleja, es la explotación llevada a cabo en invernaderos agrícolas. También puede considerarse una variación o vertiente del cultivo hidropónico, ya que no se utilizan suelos.
Los invernaderos agrícolas nacieron como una solución para garantizar la producción incluso en condiciones medioambientales adversas para determinadas especies.
Hoy, también son tomados en cuenta debido a que, al permitir un trabajo y gestión más intensiva y contralada, fomentan la calidad del resultado final.
Agricultura de regadío
Se aplica para cultivos que se nutren y desarrollan mayormente a través del riego, ya que necesitan que determinados niveles de hidratación y humedad sean permanentes.
La remolacha, el arroz, el algodón y diferentes árboles frutales suelen desarrollarse por medio de este tipo de agricultura intensiva, que para su puesta en marcha necesita de una infraestructura que permita riego constante, lo cual puede incluir acequias, canales y aspersores, entre otros elementos.
Los métodos de riego más comunes, utilizados en esta forma de producción, son:
- Por aspersión;
- Por goteo o localizado;
- Por drenaje;
- Por arroyamiento o surcos;
- Por inundación y sumersión;
- Por canales o infiltración.
En la actualidad, existen herramientas de automatización que sistematizan el desarrollo de los diferentes métodos de riego y, además, ajustan las aplicaciones a las necesidades concretas de los cultivos.
Tecnologías de punta de la agricultura intensiva
Como ya sabes, la adaptación e incorporación de las tecnologías ha sido, históricamente, una de las prioridades de la agricultura intensiva.
Los nuevos recursos son esenciales para incrementar la productividad y lograr el verdadero aprovechamiento de los medios de producción disponibles.
Esta realidad ha hecho de la agricultura de precisión una de las filosofías claves dentro de la agricultura intensiva o a gran escala.
Esta permite reducir el impacto de los factores medioambientales, otorgándole un mayor control al productor, que logra basar sus modelos de gestión y de producción en el conocimiento y seguimiento en tiempo real de las operaciones.
Algunas de las tecnologías de esta contemporánea forma de explotación agrícola, que ha emergido como la punta de lanza de la agricultura intensiva tanto para el presente como para el futuro, son las siguientes:
Máquinas con grados de automatización
Pulverizadoras, abonadoras y otras máquinas han sido grandes aliadas de la agricultura intensiva en los últimos años.
En la actualidad, este tipo de recursos técnicos están migrando hacia la automatización, incrementando sus alcances y rendimiento.
Por ejemplo, en el caso de las pulverizadoras, los mejores modelos del mercado se integran con soluciones de agricultura de precisión, lo cual permite programar rutas, incorporar controles automáticos de secciones y brindar comodidad a través de pilotos automáticos.
También, esta integración les permite a los productores obtener datos sobre el rendimiento de estas máquinas, como franjas y volúmenes de aplicación, velocidades promedio e, incluso, consumo de combustible.
Sistemas de Posicionamiento Global
Conocer dónde se encuentran las máquinas, recursos y medios de producción en tiempo real forma parte de la gestión optimizada, con base en el conocimiento.
Esta es una posibilidad brindada por los Sistemas de Posicionamiento Global. Estos, además, permiten trazar rutas de trabajo con antelación y definir previamente franjas de aplicación de defensivos agrícolas.
En líneas generales, es una herramienta para la digitalización del trabajo y la planificación, así como para el monitoreo remoto, permanente e intensivo.
Sensores de suelos, plantas y aire
Estos dispositivos brindan la oportunidad de recolectar datos de interés de las superficies y espacios de cultivo.
Existen, por ejemplo, los sensores de suelo, por medio de los cuales podemos conocer los niveles de acidez, hidratación y otros indicadores relevantes.
Los sensores de plantas y los aéreos, integrados a drones, también forman parte de esta gestión inteligente de los procesos de producción.
Soluciones de recolección y centralización de datos
La telemetría también se ha expandido en la agricultura de precisión en los últimos tiempos.
Consiste en la medición remota de diferentes elementos de interés de los cultivos y ciclos de producción, haciendo uso de recursos de recolección y centralización de datos.
Horas y dinámicas de trabajo de máquinas, franjas de aplicaciones, turnos de trabajo de operadores, información de análisis de suelo… hoy, los gestores pueden disponer de estos y otros datos en la pantalla de laptops y otros dispositivos, incrementando la capacidad de control y seguimiento.
Esto permite una gestión mucho más coherente y asertiva, con decisiones basadas en el conocimiento real y la comprensión de las necesidades y particularidades de los ciclos de producción.
Invernaderos con alto grado de automatización
Los invernaderos también forman parte de las tecnologías de la agricultura, y aquellos que tienen altos grados de automatización están en la vanguardia de la innovación en la industria.
Este tipo de estructuras poseen sistemas de riego y calefacción, entre otros recursos, que funcionan de manera sistemática y de acuerdo a las necesidades concretas de las plantas en cada etapa de desarrollo.
Además de estas tendencias, la robótica es otra innovación tecnológica global que sigue abriéndose paso en la agricultura, específicamente en la práctica intensiva y masificada.
Beneficios de la agricultura intensiva para la industria
La agricultura intensiva es la fuente de la gran mayoría de los alimentos y productos agrícolas a nivel mundial. Esto, por supuesto, habla de su gran relevancia.
Además, aporta beneficios mucho más específicos para el mercado de alimentos y la industria agrícola, en los cuales profundizaremos en las siguientes líneas.
Es importante tener en cuenta que todas las ventajas que mencionaremos obedecen a la agricultura intensiva practicada de forma eficiente y a potencialidades particulares de sus diferentes tipos, como el monocultivo masivo y la hidroponía, por ejemplo.
¡Veamos!
Precios más bajos
La optimización de recursos permite reducir costos de operación a mediano y largo plazo, lo cual se traduce en precios más accesibles en el mercado.
Una de las prácticas de agricultura intensiva que más promueve este beneficio son los monocultivos masivos, gracias a la estandarización y la flexibilidad de la gestión.
Incluso, algunas metodologías de producción inicialmente costosas, como los invernaderos con alto grado de automatización, a la postre equilibran la estructura de costos, gracias a la optimización. De esta manera, es posible que sus cosechas presentan una excelente relación calidad-precio.
Mayores índices de calidad
Ya que hablamos de invernaderos, es oportuno destacar los altos estándares de calidad que puede proporcionar la agricultura intensiva, especialmente a través de prácticas de producción como esta.
Recuerda que esta metodología agrícola es menos sensible a factores medioambientales e integra tecnologías que permiten monitorear los ciclos de desarrollo de manera continua, para así ajustar cada aplicación y labor a las necesidades concretas de las plantas.
Así, al cierre del ciclo, los frutos son de la calidad esperada tanto desde el punto de vista químico como en tamaño, forma y sabor.
Aprovechamiento de los suelos disponibles
Optimizar el suelo agrícola es fundamental para poder seguir desarrollando esta actividad durante siglos, garantizando la seguridad alimentaria de las futuras generaciones.
Por medio de la agricultura intensiva, los recursos están al servicio de la máxima productividad en cada espacio, aprovechando los terrenos disponibles para la industria.
Incluso, como destacamos líneas atrás, existen prácticas y formas de producción que no utilizan el suelo, como los cultivos hidropónicos.
Mayor seguridad del trabajo en el campo
Los operadores y trabajadores del campo también se ven beneficiados de la agricultura intensiva, siempre y cuando sea aplicada con responsabilidad social y enfoque sustentable.
La incorporación de tecnologías reduce las labores de gran carga y esfuerzo físico y le permite al trabajador centrarse con mayor profundidad en la supervisión y la toma inmediata de decisiones.
Por otro lado, el desarrollo de pulverizadores y otras máquinas, con condiciones ergonómicas y grados de automatización, brindan comodidad y seguridad a los operadores.
Este tipo de recursos también reducen la deriva y otras fallas que pueden afectar la salud del trabajador del campo.
Suministro permanente y continuo de determinados alimentos
La agricultura intensiva no solo permite masificar la producción en cada ciclo, sino que garantiza que esta sea continua.
A diferencia de la extensiva, esta busca ser cada vez menos dependiente de los factores medioambientales, para así cosechar con ciclos de tiempo más reducidos.
En este sentido, el ejemplo más claro son los invernaderos. Por medio de estos el agricultor puede desarrollar cosechas fructíferas, aunque la época del año no sea la ideal para una determinada especie.
Mayores niveles de conocimiento de las especies y sus reacciones
La agricultura intensiva también fomenta el conocimiento, gracias a su enfoque en la innovación.
En esta filosofía de producción, la observación y los paradigmas rudimentarios sobre el trabajo en el campo no son la base de los flujos de trabajo y las decisiones.
En cambio, con ayuda tecnológica, se analizan los suelos, las reacciones de las especies y otros parámetros para llegar a conclusiones concretas que no solo mejoren el ciclo de producción en cuestión, sino que aporten nuevas informaciones a la industria y optimicen la actividad agrícola en sí.
En conclusión, la agricultura intensiva es una fuente de descubrimiento y conocimiento constante.
Y, ¿qué hay de las desventajas de la agricultura intensiva?
La agricultura intensiva conlleva riesgos asociados a una mala gestión de los recursos, el uso excesivo de químicos y diferentes prácticas deficientes. Estos pueden valorarse como sus desventajas.
Alguno de esos factores negativos asociados a un desarrollo deficiente o poco racional de la agricultura intensiva son los siguientes:
Contaminación derivada de productos químicos
La fertilización por medio de productos químicos es parte elemental de la agricultura intensiva. Estos, al ser ricos en macronutrientes, favorecen la productividad y el máximo aprovechamiento de los suelos.
Sin embargo, al aplicarse de forma excesiva y sin compuestos orgánicos como complemento, las consecuencias pueden ser negativas para los ciclos de producción y para los ambientes en general.
Al saturar los suelos y no absorberse todos los elementos químicos, esto deriva en contaminación de aguas subterráneas y otros recursos naturales fundamentales para la sostenibilidad de la actividad agrícola.
Posibilidad de productos alimenticios de mala calidad
Así como promueve la calidad de los alimentos, si se desarrolla de forma deficiente, la agricultura intensiva puede derivar en resultados negativos en las cosechas.
Un claro ejemplo es el desarrollo de frutos y vegetales con alto contenido químico y elementos sintéticos, que pueden resultar perjudiciales para la salud humana.
Cuando esto sucede, los frutos no superan los procesos de conformidad y verificación de calidad, lo cual deriva en grandes pérdidas para los productores.
Alteración del medio ambiental
Acidez elevada de los suelos, plantas secas y con alto contenido de sal y otras alternaciones del medio ambiental y los recursos naturales pueden ser consecuencia de la agricultura intensiva.
La alteración del medio ambiental no solo afecta a los propios productores, sino que también puede perjudicar a las comunidades cercanas a los terrenos de producción.
Entonces, ¿cómo desarrollar la agricultura intensiva con productividad, eficiencia y responsabilidad?
Los puntos anteriores son consecuencias de fallas e imprecisiones en la ejecución de la agricultura.
Lejos de alertarnos, debes invitarnos a mantenernos en el punto del equilibrio al desarrollarla, alcanzando la verdadera productividad, que sea sostenible en el tiempo y dejando el mínimo impacto ambiental posible.
Dicho esto, para finalizar esta guía integral sobre la agricultura intensiva, en las siguientes líneas dejamos una serie de consejos para desarrollarla con armonía y efectividad.
Utilizar los suelos según la vocación de uso
Es uno de los pilares de la racionalización y sustentabilidad de la actividad agrícola intensiva. No es más que el uso adecuado de los suelos, de acuerdo a las características biofísicas de los mismos.
Determinar antecedentes de los suelos, conocer su composición y estudiar diferentes valores es clave para conocer qué tipo de especies y proyectos agrícolas pueden desarrollarse en estos de manera satisfactoria.
Así, se contribuye a mantener el drenaje natural, se previene la erosión y se fomenta la conservación a largo plazo.
Abrir espacio a compuestos y productos orgánicos
Ya mencionamos varias de las consecuencias del uso exclusivo y excesivo de productos químicos, especialmente durante los procesos de fertilización.
Sin duda, son muchos los problemas y males que se pueden evitar si moderamos su uso y equilibramos al complementarlos con compuestos orgánicos, que también aportan nutrientes de gran alcance.
No descuidar la observación cualitativa y el estudio de reacciones
Las nuevas tecnologías y recursos deben estar al servicio de la observación de la evolución y desarrollo de los ciclos de cultivo.
Solo de esta manera se pueden detectar a tiempo patrones negativos y potenciales amenazas, mitigando daños y reforzando el cuidado tanto de la producción como de los recursos naturales.
Utilizar únicamente productos e insumos certificados
Además de darle una oportunidad a los productos orgánicos, es necesario utilizar únicamente fertilizantes, defensivos agrícolas y otros insumos únicamente si son de calidad y cuentan con certificados estatales y de organizaciones especializadas del sector.
En Argentina, por ejemplo, los certificados del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) son claves en los productos para la agroindustria.
Desarrollo de barreras vivas y cercas
Se trata de cultivos sembrados principalmente en laderas, que ayudan a evitar y controlar la erosión y a mejorar la resistencia de la superficie de explotación agrícola ante eventos naturales, como fuertes lluvias.
Al mismo tiempo, esto ayuda a controlar plagas, polinización y otras amenazas, gracias a la diversificación funcional de los agrosistemas.
Moderación y optimización de la labranza
Una labranza consciente y moderada, ajustada específicamente a los requerimientos y necesidades, es esencial para proteger la estructura del suelo y estimular su actividad biológica.
Además, desde el punto de vista financiero, la optimización de este proceso se traduce en ahorro en mano de obra o en consumo de combustible de diferentes tipos de tractores.
¡Bien! Ya conoces algunas de las prácticas claves para un correcto desarrollo de la agricultura intensiva.
Además, comprendes a ciencia cierta en qué consiste esta práctica, qué la diferencia de la agricultura extensiva, en qué tipos de cultivos o sistemas de producción se divide y cuáles ventajas aporta, entre otros puntos clave.
En general, se trata de un motor de productividad y modernización constante de la industria agrícola, del cual depende la seguridad alimentaria a nivel mundial.
¡Practica la agricultura intensiva con eficiencia, y también con conciencia!
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