Pérdidas por evaporación

Pérdidas por evaporación: ¿Qué hacer para superar este problema?

Los cultivos necesitan agua en la medida justa para su desarrollo pleno, razón por la cual los agricultores deben tener claro cómo y cuándo suministrar el riego y aplicar productos fitosanitarios para minimizar las pérdidas por evaporación.

En efecto, tu producción puede consumir mucha más agua cuando hay altas temperaturas —o vientos constantes— o cuando el manejo del suelo no es el adecuado, entre otras cosas: lo importante, es reconocer el problema y buscar la solución.

A continuación, compartiremos contigo los factores que causan las pérdidas por evaporación y algunos consejos para superar los efectos negativos de estas.

¡Toma nota!

Factores que provocan las pérdidas por evaporación

Las pérdidas de agua por evapotranspiración comprenden dos fenómenos: la transpiración de las plantas y la evaporación del agua del suelo.

De los dos, el segundo es el más perjudicial para los cultivos y los factores que lo provocan son los siguientes:

  • Climáticos: temperatura ambiente, humedad, velocidad del viento e intensidad de la radiación solar.
  • Manejo del suelo: disponibilidad de agua; tipos de suelo y su perfil, estructura, drenaje, componentes, textura y densidad, entre otros detalles; prácticas culturales y formas de tratamiento de enfermedades y plagas.

Consejos para evitar las pérdidas por evaporación

Luego de definir lo anterior, resulta clave comprender que la aplicación de cambios o adaptaciones en algunos de los aspectos mencionados permite solucionar el problema de las pérdidas excesivas por evaporación.

De inmediato, te presentamos algunos consejos para lograrlo:

Planifica el riego y la aplicación de productos fitosanitarios

Para reducir la evaporación de agua, es recomendable planificar el riego para las horas del día en las que existe menos intensidad de la radiación del sol, como las horas tempranas de la mañana o al atardecer, por ejemplo.

Otro aspecto a considerar es que el riego por goteo es más eficiente que la microaspersión, ya que esta última no tiene control sobre la zona en que el agua se deposita en el suelo y el diámetro pequeño de las gotas expone al agua a una evaporación prematura: de hecho, según un estudio realizado por científicos españoles, el riego por aspersión es capaz de generar un microclima que favorece la conservación de humedad del suelo.

También, tienes que controlar la forma en que aplicas los productos fitosanitarios para que hagan efecto en el lugar correcto y no se pierdan por evaporación junto con el agua.

De cualquier modo, una buena práctica es invertir en tecnología y controlar el nivel de evapotranspiración del área de cultivo con lisímetros.

Protege las parcelas con rompevientos

Las barreras naturales de arbustos o árboles disminuyen la incidencia del viento y protegen a los cultivos de mayores pérdidas por evaporación. Además, reducen significativamente la erosión eólica del suelo al evitar la voladura de partículas y la pérdida innecesaria de humedad.

Este modo de proteger las parcelas funciona con ejemplares dispuestos en hileras que absorben gran parte de la energía del viento, los cuales dejan pasar apenas una suave brisa en forma de un flujo horizontal y uniforme: se calcula que el área de protección se extiende hasta 20 veces la altura de los árboles.

Aumenta la capacidad del suelo de retener agua

Para lograr esto, existen varias técnicas que se usan especialmente en zonas con precipitaciones escasas en las cuales evitar las pérdidas por evaporación es vital para que las plantas no sufran estrés hídrico.

La construcción de barreras —surcos— para evitar la escorrentía y la infiltración del agua en la zona de cultivo es una de las formas más eficientes.

Otro método que se utiliza es aumentar la capacidad de suelo de retener e infiltrar más agua al suplementar la capa más superficial con abono orgánico.

Utiliza la siembra directa

Adoptar este sistema de producción te ayudará a minimizar las pérdidas por evaporación, ya que dejar los rastrojos de la cosecha anterior genera una protección para el suelo que lo resguarda de los efectos del viento y del sol.

Con todo, debes saber que esta cobertura tienes que aplicarla correctamente, pues si hay demasiada materia orgánica, se puede favorecer la proliferación de plagas y, por ende, en ese caso tendrás que considerar hacer un control de las mismas antes de la próxima siembra.

Usa coberturas o mulchs

Las coberturas son una gran solución para las pérdidas por evaporación, puesto que son muy eficientes para conservar la humedad y reducir la acción de la radiación solar y del viento sobre las plantas y el suelo. Además, maximizan la eficiencia del riego.

Existen dos tipos de coberturas:

Orgánicas

Las coberturas orgánicas están formadas por residuos de materiales como:

  • Residuos de los cultivos que se dejan en el campo luego de la última cosecha.
  • Cortezas, hojas de pinos y ramas de los árboles que crecen en la parcela.
  • Cobertura de hierbas, pastos y otros tipos de restos vegetales.
  • Restos de cultivos de especies protectoras del suelo sembradas y levantadas en la estación anterior.

Plásticas

Las coberturas plásticas generan un microclima, controlan la evapotranspiración y protegen el suelo.

Por ejemplo, en cultivos como la vid, el uso de cubiertas plásticas aumenta el calibre de la fruta y disminuye la frecuencia de riego, evidencia de la reducción de las pérdidas por evaporación.

Acelera el desarrollo de área foliar

Como explicamos anteriormente, las pérdidas de agua se producen por transpiración y por evaporación: este último proceso es más perjudicial para los cultivos.

Cuando las plantas son pequeñas, estos dos fenómenos se encuentran en desequilibrio, ya que el área foliar —hojas— es de reducidas dimensiones y hay poca transpiración; por este motivo, las pérdidas por evaporación son altas debido a que el suelo no tiene sombreado y está expuesto al sol y al viento.

La mejor solución en este caso es aplicar nutrientes para acelerar el desarrollo de las hojas, equilibrar la estructura de la planta y, así, hacer más eficiente el uso del recurso hídrico al reducir significativamente las pérdidas por evaporación mediante una mayor protección del suelo.

Controla malezas

Las malezas contribuyen a las pérdidas por agua del suelo a través de la transpiración de sus hojas.

Por ello, es necesario que controles de manera efectiva su proliferación por medio del uso de defensivos agrícolas que te permitan dejar los residuos de las malezas, como la cobertura protectora del suelo: así, no tendrás que usar un método mecánico para retirar los restos y evitas exponer el suelo a la radiación solar y el viento.

¡Listo! Ya conoces los factores que causan las pérdidas por evaporación y los consejos para evitar las mismas.

¿Qué te parecen estas soluciones? ¿Conoces otras? Te invitamos a dejar tu comentario para compartir experiencias con toda la comunidad.

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