cultivo de tomate

Los secretos del cultivo de tomate en México

El cultivo de tomate en México se ha convertido en una actividad agrícola y económica fundamental, que contribuye con el consumo interno, la empleabilidad y los volúmenes de exportación.

Entre 2007 y 2017, la producción de este fruto aumentó en el país a ritmo récord, con una tasa promedio anual de 3.6%, llegando a un máximo histórico de 3.5 millones de toneladas de cosecha.

Ese periodo de crecimiento no fue casual, sino que continúa hasta estos días, en los cuales la producción anual ronda los 4.5 millones de toneladas, lo cual convierte a México en uno de los 10 grandes productores mundiales y uno de los principales exportadores.

Este crecimiento exponencial ha llevado al tomate rojo o jitomate abarcar poco más de 4% del valor de la producción agrícola mexicana. Solo está detrás del maíz (17.1%), el aguacate (6.8%) y la caña de azúcar (6.5%).

Si bien este fruto se desarrolla de manera óptima en el entorno medioambiental del país, especialmente en las regiones de San Luis Potosí, Michoacán, Jalisco, Sinaloa y Zacatecas, es necesario que conozcas tips y secretos clave para que impulses ciclos de cultivo de tomate rentables y productivos.

Si quieres conocer estos consejos valiosos, ¡sigue leyendo! 

Adecuación del manejo y el control a cada etapa de producción

Uno de los secretos del éxito en el cultivo de tomate es la capacidad de adaptación a cada una de las etapas de producción y desarrollo, pues estas cuentan con necesidades y requerimientos específicos.

Dicho esto, a continuación veremos las 5 fases de la vida de la planta de tomate y las acciones de manejo y control que demandan.

1. Propagación de las plántulas

En este punto es necesario establecer estrategias concretas de injerto o de producción propia de plántulas.

Es importante que tomes en cuenta el espaciado de las plántulas, pues así se retrasa la introducción de estas en el sustrato de crecimiento hasta el momento en que haya 5 o 6 raíces visibles y suficientemente fuertes.

También resulta clave incrementar la conductividad eléctrica (CE), lo cual previene el alargamiento de las plantas e incrementa el vigor y la fortaleza.

2. Desarrollo de raíces

Esta fase comienza una vez las nuevas plantas son colocadas en el sustrato, para que así se desarrollen las raíces.

4 o 5 días después de esto, las plantas evidenciarán el enraizado, lo cual señala la necesidad de crear los orificios de drenaje, específicamente en el punto más bajo de la bolsa de sustrato.

3. Visibilidad de primer fruto

Cuando esto sucede, es hora del inicio de programa de irrigación, y se debe mantener el seguimiento de los valores de CE y pH.

Los mayores riesgos en esta fase son la lentitud en el desarrollo de flores y el crecimiento desigual de tallos.

4. Crecimiento dinámico

Ocurre desde la apertura de las flores, específicamente en el quinto racimo, hasta la primera cosecha, coincidiendo – en la mayoría de los casos – con la polinización.

En esta fase la planta todavía sigue fuera de equilibrio, y una evidencia de esto es que presentará más vegetación que frutos, por lo cual es fundamental mantener una alta conductividad eléctrica en el sustrato. De lo contrario, puede generarse pudrición apical y agrietamientos.

5. Cosecha (desde la primera hasta la quinta)

En este punto de cierre es importante mantenerse en vigilancia de la humedad relativa, con la finalidad de evitar condensación en el fruto.

Además, en general, debe continuar el manejo de clima, mano de obra y riego en el cultivo, para mantener el equilibrio de cada uno de las plantas hasta que completen su ciclo productivo.

Atractivo de la producción en invernaderos

El clásico tomate Roma o Saledette, que es el más producido en México y el mundo, se desarrolla de manera muy satisfactoria en invernaderos.

En México, el rendimiento bajo este esquema de cultivo es de 177 toneladas por hectárea, superando claramente a la producción en campo abierto, con 36 toneladas por hectárea, y en malla sombra (122).

Como ves, utilizar instalaciones artificiales es una alternativa muy atractiva para maximizar la producción y llevar un ciclo de desarrollo mucho más estable y seguro.

En sí, el tomate amerita de entre 20 °C y 30 °C de temperatura – en horas del día – y de 10 °C a 17 °C en la noche.

Las temperaturas superiores a 30 °C pueden llegar a reducir la fructificación y fecundación de óvulos, mientras que las temperaturas diurnas de menos de 15 °C limitan el desarrollo.

Selección estratégica de cultivares, primera instancia de prevención

Virus del mosaico, cáncer de tallo, virus de la cuchara… Son muchos los males y enfermedades que pueden amenazar a las plantas de tomate.

La prevención y control de estos problemas no empieza con las labores de supervisión y manejo una vez el cultivo empieza a desarrollarse.

Se debe poner en práctica desde el mismo momento de la elección de cultivares, pues de la resistencia y característica de estos depende gran parte de la estabilidad del ciclo de producción.

Con base en tus análisis y en las condiciones del entorno, selecciona las semillas que mejor satisfagan tus necesidades y resistan las amenazas potenciales. Catyba, grandero, Cherry, entre muchos otros, son algunos de los cultivares de tomate.

Sustratos más efectivos

El sustrato es el soporte de la planta, de los cuales depende un drenaje apropiado y una tendencia baja a la compactación, el surgimiento de malezas y otros males. Entre los más efectivos y utilizados, que te conviene tomar en cuenta, están los siguientes:

  • Compost: Aumenta la aireación y trabaja a la perfección junto con otros sustratos.
  • Humus o lombricompost: Sirve de fertilizante y, en general, tiene excelentes características químicas.
  • Fibra de coco: Su principal atractivo es el bajo costo y, además, tiene un alto contenido de potasio.
  • Cascarilla de arroz: Es orgánico y de baja descomposición y favorece el drenaje.

¡Bien! Hora conoces los tips y consejos clave para tener éxito con el ciclo de cultivo de tomate. ¡No dudes en ponerlos en práctica!

Además, gestiona tus procesos de forma inteligente, basándote en el análisis de datos y en el apoyo de recursos digitales de calidad, para que empieces a practicar la agricultura de precisión.

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