Las mejores prácticas para el cultivo de caña de azúcar
En la actualidad, la producción y cultivo de caña de azúcar – científicamente Saccharum officinarum – es responsable del 70% de los cultivos sacaríferos en el mundo. En efecto, comprende áreas muy extensas, ubicadas entre los 36,5º de latitud Norte – territorio de España – hasta los 31º de latitud Sur (Australia y Uruguay).
Es uno de los principales cultivos entre las zonas tropicales y subtropicales. La capacidad productiva suele variar de acuerdo con la localización, oscilando entre 40 – 150 t/ha de caña. Como resultado, la producción de azúcar en las zonas cañeras varía entre 3,5 y 15 t/ha.
Una de las principales características de este cultivo es su versatilidad. Una vez que la caña aporta sacarosa para la elaboración del azúcar blanco y moreno, puede ser usada con finalidad energética, así como en la industria textil, entre otros rubros.
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Cultivo de caña de azúcar: aspectos principales
La caña de azúcar está compuesta básicamente por un 75% de agua, 15% sacarosa, 9% fibra y 1% entre glucosa, fructosa, sales y ácidos orgánicos.
Es una de las plantas más conocidas en todo el mundo y, lo primero que debemos saber de ella, es que es herbácea y perenne.
Forma parte de la familia de las gramíneas que macolla fuertemente, es decir, produce un grupo de tallos — entre 4 y 12—, que crecen hasta alcanzar de 3 a 5 metros de altura.
Además, tiene una tasa fotosintética muy alta, entre los 150 y 200%; un promedio más alto que otras plantas.
El mayor productor de caña de azúcar es Brasil con unos 750 mil millones de toneladas anuales que representan el 41,2% de la producción mundial. Es seguido por India (16,6%), China (5,7%), Tailandia (5,6%), Pakistán (4,0%), México (3,4%), Australia (2,0%), Colombia (1,9%), Guatemala (1,8%) y EEUU (1,6%). Estos 10 países concentran el 83% de la producción mundial.
Las mejores prácticas para el cultivo de la caña de azúcar
1. Respeto a la época y al sistema de plantación
Uno de los aspectos más importantes en términos de cultivo de caña de azúcar es obedecer la época de plantación. De hecho, efectuar la siembra y la cosecha respetando las etapas de crecimiento y desarrollo de la planta incide directamente en el rendimiento y en la calidad del producto final.
En cuanto a la época, la plantación temprana corresponde a la siembra entre febrero y marzo. Por otro lado, la plantación tardía ocurre entre los meses de julio y septiembre. Pero, en definitiva, ¿qué ocurre al retrasar la plantación de la caña de azúcar?
Además de reducir el período de crecimiento de la planta, disminuye su rendimiento, una vez que el cultivo es afectado por las temperaturas bajas –plantación temprana– y por la dificultad para obtener buenas semillas en la plantación tardía.
Si la germinación no ha sido buena, es esencial efectuar el replante de 3 a 4 semanas luego de la plantación. Sin embargo, esta tarea debe ser realizada con cuidado, principalmente, para no afectar las raíces de las yemas germinadas.
Es importante verificar si la caña fue plantada de manera muy profunda o si se ha formado una costra rígida en el surco en virtud de las condiciones climáticas. En caso de que ocurra una o ambas situaciones, es imprescindible que el suelo sea trabajado con cuidado.
2. Atención al cumplimiento de las necesidades edafoclimáticas
Si deseas obtener una abundante producción de caña de azúcar, considera los requerimientos edafoclimáticos.
Estos comprenden la temperatura, clima y humedad relativa, radiación solar, tipo de suelos, altitud y riegos.
Temperatura
No es posible efectuar el cultivo de caña de azúcar en regiones cuyas temperaturas sean inferiores a 0°C. Incluso, en temperaturas por debajo de los 10/12°C, el crecimiento es prácticamente nulo.
De hecho, la temperatura mínima aceptable para que las plantas puedan crecer es entre 14 y 16°C. La temperatura óptima de germinación varía entre 32 y 38 °C.
Este tipo de cultivo sacarífero logra soportar temperaturas elevadas entre 45° y 50°C; no obstante, este nivel térmico puede generar retrasos importantes en su crecimiento. Adicionalmente, son necesarias variaciones en las temperaturas diurnas y nocturnas por encima de los 8 °C. Esto garantiza la correcta formación de cristales de sacarosa indispensables para obtener una miel de buena calidad.
Como puedes ver, el mejor rango de temperatura es típico de las regiones tropicales y subtropicales. De ahí, la eficiencia de esos lugares en términos de rendimiento, calidad y abundancia de zonas cultivables.
Clima y humedad
La caña de azúcar es considerada un cultivo tropical, también se siembra en zonas subtropicales, zonas cálidas y soleadas.
Para lograr un crecimiento vegetativo acelerado se requiere una humedad relativa alta entre 80 y 85%, condición que favorece la rápida elongación del tallo.
Por otra parte, para favorecer la maduración, es recomendable valores que oscilen entre 45 y 65% con disponibilidad limitada de agua.
Radiación solar
La caña de azúcar es una planta que literalmente adora el sol para la actividad fotosintética. Por esta razón, es recomendable que reciba entre 6 a 9 horas diarias, y de esta forma incrementar su producción y la generación de azúcares. Bajo esta perspectiva, la planta asimila la radiación al punto de alcanzar una conversión de hasta 2% de energía relacionada con la biomasa.
Esto significa que, para alcanzar excelentes resultados en el proceso de ahijamiento, es imperativo asegurar una buena iluminación durante todo el ciclo del cultivo.
De esta manera, el incremento de las intensidades de radiación lumínica está asociado al aumento en la producción de azúcar por unidad de superficie. Por lo tanto, el cultivo de caña de azúcar es uno de los más eficientes en cuanto a la capacidad de respuesta ante las altas intensidades lumínicas.
Se ha comprobado que las hojas superiores captan mas del 70% de la radiación solar, y la sombra que produce en las hojas inferiores afectan disminuyendo la capacidad de fotosíntesis de la planta.
Suelo
El cultivo de caña de azúcar alcanza su mejor rendimiento cuando ocurre en suelos ligeros como los óptimamente drenados, los aluviales con textura mediana, los franco-arcillosos y los de textura franca.
Sin embargo, la producción de esta sacarífera no es muy exigente en cuanto a las condiciones de la tierra en la que se planta. Puede desarrollarse en locales con amplios rangos de alcalinidad y acidez de entre 5 y 8 pH.
En el caso de que el suelo tenga pH inferior a 5, es necesario el encalado para eliminar la acidez del suelo. Si por el contrario el pH es superior a 8, entonces se debe disminuir con la aplicación de materia orgánica, fertilizantes nitrogenados (sulfatos). La excesiva acidez, alcalinidad y salinidad pueden convertirse en poderosos limitantes de la producción.
Por lo tanto, la caña de azúcar puede desarrollarse en una amplia variedad de suelos, adaptándose a diferentes características y circunstancias de manera rápida y efectiva.
Altitud
El piso altitudinal influye en el desarrollo del cultivo de caña de azúcar. Se recomienda la plantación entre los 400 y 850 msnm.
Por encima de los 1.300 msnm no se consideran óptimos y hasta los 2.000 msnm su producción resulta ser muy baja.
Riegos
La disponibilidad hídrica es un factor decisivo para el correcto crecimiento de la planta. Como es un cultivo de elevada producción vegetal por unidad de superficie, demanda un alto volumen de agua. Llega a requerir 1/2 litro para generar 1 gramo de materia seca y acumular entre 0,25 y 0,40 gramos de sacarosa.
De modo general, las demandas hídricas anuales del cultivo de caña de azúcar varían entre 1200 y 1500 mm. Sin embargo, debes considerar que el aporte de agua necesita dividirse considerando las diferentes etapas del período de crecimiento vegetativo. En efecto, la fase de gran crecimiento, que ocurre entre diciembre y marzo, es la etapa que consume más agua.
Durante el último mes, antes de realizar la cosecha, es interesante reducir el volumen de riego. La reducción hídrica estimula tanto la producción como la acumulación de carbohidratos.
Otro punto que merece atención es el hecho de que las inundaciones afectan el desarrollo de la caña de azúcar. Por esta razón, es esencial implementar adecuados sistemas de riego adaptados al clima, al suelo y a las demandas específicas del lugar.
3. Verificación de distancia, profundidad y densidad de distribución
Definir la distancia adecuada de plantación es esencial para que las actividades del cultivo sean llevadas a cabo con total normalidad, en especial, los procesos que utilizan las máquinas – como cosechadoras – de forma intensiva.
Al adoptar una distancia satisfactoria, es posible aumentar la producción, una vez que las variables consideradas determinantes – como el agua, la luz y la temperatura – pueden alcanzar a la planta de modo uniforme. Es importante garantizar que la distancia esté de acuerdo con las propiedades de fertilidad del terreno y las características de la variedad cultivada.
En cuanto al cultivo de caña de azúcar en suelos arenosos, es indicado adoptar un espaciado entre 1,0 y 1,20 metros. Este permite que el cierre entre las líneas ocurra de manera rápida y facilita el control y la reducción de malezas.
En superficies fértiles, es recomendable implementar un espaciado de 1,5 metros.
La misma distancia debe ser adoptada en cultivos en los que se realiza la cosecha mecánica. Esto evita el pisoteo y la compactación por las ruedas de las máquinas.
Para obtener buenos resultados, es importante considerar que la profundidad de cada surco tiene que abarcar entre 20 y 30 centímetros. En efecto, el espesor de la cobertura de tierra, es decir, la profundidad de plantación, varía de acuerdo con las características y las propiedades del suelo, así como a raíz del nivel de humedad.
Por lo tanto, cuando los suelos son secos, es indispensable garantizar una cobertura de tierra más espesa y densa, mientras que en los suelos muy húmedos se recomienda una cobertura más fina.
En lo que se refiere a la densidad de semillas, para el cultivo de 1 ha, el productor debe contar con una cantidad relativa de 6 a 8 toneladas de caña semilla. Sin embargo, cuando la época de plantación es adecuada y se utilizan mudas de excelente calidad, es posible reducir esa cantidad.
Las mudas son cañas jóvenes bien fertilizadas, con un excelente control de plagas y enfermedades, plantadas en condiciones óptimas y con edad entre 8 y 10 meses. De esta manera, es necesario distribuir al menos 12 yemas por metro de surco.
Cuando se efectúa la plantación de las mudas en época de sequía, esta densidad aumenta, alcanzando entre 15 y 19 yemas por unidad de superficie.
4. Condiciones para su cultivo
El cultivo de caña de azúcar necesita un lugar despejado y soleado. El suelo debe tener buen drenaje, ser fértil y estar húmedo con una textura volcánica, arcillosa o aluviales.
La temperatura necesaria para mantenerlas en óptimo estado debe ser elevadas para prolongar su crecimiento y supervivencia.
Primeros cultivos
El primer cultivo de caña de azúcar normalmente se obtiene de un trozo de tallo llamado esqueje o estaca. Hay países donde se planta la caña completa.
Las yemas encontradas en los esquejes germinan, produciendo raíces y brotes que se convertirán en la primera generación del cultivo. Este tiene una duración de brotación a cosecha entre los 12 a 24 meses varía dependiendo del clima y variedad.
Nuevos cultivos
Una vez cosechado el primer cultivo, comienza a crecer una serie de cultivos sucesivos a partir del mismo vástago denominados caña soca. Ante su crecimiento, las viejas raíces perecen, formándose unas nuevas, al igual que los macollos y, sobre estos, se cosecha la caña de azúcar de la siguiente temporada.
Procedimiento
La caña debe ser cortada en esquejes de 30 cm de largo, con 3 o 4 yemas. Deben ser superpuestos y plantados en surcos largos de 15 a 30 cm de profundidad.
El espaciado óptimo debe ser de 10 a 15 mil esquejes por hectárea para que puedan brindar la densidad ideal de 90 a 150 mil tallos por hectárea en la cosecha.
La plantación del esqueje se hace en un surco que luego es cubierto con tierra. Esto mejora la estabilidad de la planta madre, creando un perfil de suelo que facilita la cosecha mecánica.
Ahora bien, el espacio entre surcos debe estar alineado con la separación entre las ruedas de la maquinaria, lo cual, ayuda a aumentar el rendimiento. Esto, debido a que reduce la compactación del suelo y minimiza el daño de la planta madre.
En suelos arenosos, es indicado adoptar un espaciado entre 1,0 y 1,20 metros. Este permite que el cierre entre las líneas ocurra de manera rápida y facilita el control y la reducción de malezas.
En superficies fértiles, es recomendable implementar un espaciado de 1,5 metros. La misma distancia debe ser adoptada en cultivos en los que se realiza la cosecha mecánica, puesto que evita el pisoteo y la compactación por las ruedas de las máquinas.
Por lo tanto, cuando los suelos son secos, es indispensable garantizar una cobertura de tierra más espesa y densa. En los suelos muy húmedos se recomienda una cobertura más fina.
Posibles problemáticas
El estancamiento de agua es uno de los mayores problemas, en este caso, deben usarse drenajes o camas de siembra elevadas permanentes.
Los esquejes deben ser de buena calidad, usando cañas libres de enfermedades, con yemas en buenas condiciones sin ningún tipo de daño.
Existen tratamientos de calor que se usan para eliminar algunas de las posibles problemáticas que presenten los esquejes. Además, pueden utilizarse tratamientos agroquímicos que agilicen el establecimiento, al prevenir la incidencia de plagas y enfermedades.
Por este motivo, la plantación suele realizarse en zonas donde haya buen control de ambos factores y donde se brinda una nutrición adecuada.
Y, por último, para reducir la probabilidad de propagación de enfermedades, los cuchillos que son usados para cortar los esquejes nuevos deben ser desinfectados en cada uso.
5. Adoptar buenas prácticas de fertilización
El óptimo rendimiento del cañaveral también depende de la adopción de efectivas prácticas de fertilización. No obstante, su alto costo requiere el uso oportuno de los recursos fertilizantes, al punto de maximizar su aprovechamiento.
De hecho, la fertilización debe integrar las acciones típicas de la gestión de los cultivos y necesita estar asociada al uso de las herramientas y equipos de tecnología en la producción de la caña de azúcar.
De esta manera, cuando se practica la fertilización de manera consciente y eficaz, es posible aumentar la población inicial y distribuir los tallos uniformemente. Asimismo, el uso de fertilizantes asegura una abundante población de tallos molibles, esenciales para el rendimiento del cultivo.
Esencialmente, la caña de azúcar posee una elevada capacidad de producir material vegetal follaje, raíces, tallos molibles y cepa, a la vez que cuenta con un ciclo de vida prolongado. Esto significa que su cultivo demanda expresivos requerimientos nutricionales, alcanzando niveles de extracción de nutrientes realmente altos, entre 800 y 1500 kg por hectárea, anualmente.
Como puedes ver, la demanda nutricional del cañaveral requiere la implementación de una correcta estrategia de fertilización, que sea capaz de aportar al suelo todos los nutrientes extraídos por el cultivo, en especial, los componentes perdidos por medio de la materia prima cosechada.
En cuanto a los principales aportes nutricionales, tenemos que priorizar la restitución de los siguientes elementos:
- Nitrógeno: 60 kg/ha – correspondiente a 120 kg de urea;
- Potasio: 110 kg/ha – correspondiente a 180 kg de Cloruro de Potasio;
- Fósforo: 35 kg/ha – correspondiente a 75 kg de Superfosfato Triple de Calcio.
Tanto el fósforo como el potasio pueden ser incorporados al cultivo en el momento de la plantación. Sin embargo, la fertilización con nitrógeno debe ocurrir cuando la planta alcanza una altura entre 40 y 60 cm. Incluso, es recomendable dividir en 2 o 3 partes la aplicación de este último elemento, pues de este modo se logra un mejor aprovechamiento.
El cultivo de caña de azúcar también tiene que contar con el aporte de 47 kg/ha de magnesio, 47 kg/ha de calcio y 60 kg/ha de azufre. Para obtener estos y otros nutrientes, es posible utilizar como fertilizantes a los desperdicios biodegradables y el abono orgánico producido por los animales.
Técnicas de aplicación del fertilizante
Al administrar los fertilizantes, es fundamental asegurar que los nutrientes sean colocados tan próximos de la raíz como sea posible, ya sea en la caña planta o en la caña soca. Para esto, es posible adoptar 4 sistemas de aplicación:
1. Administración del fertilizante en seco
Los fertilizantes en seco -sólidos- se pueden incorporar fácilmente antes de plantar la caña, aunque también es recomendable aplicarlos durante las etapas tempranas del crecimiento.
Asimismo, los fertilizantes sólidos pueden ser implementados en surcos abiertos cortados en el suelo y en rastrojo posibilitando, de esta manera, lo cual impulsa la optimización del rendimiento de la caña.
Es importante señalar que, al aplicar la urea al residuo de la producción anterior y al rastrojo, se puede generar pérdida por volatilización, y esto afecta directamente no solo la efectividad, sino que también incrementa los costos.
2. Administración de fertilizantes líquidos
El fertilizante se puede aplicar directamente a los esquejes pulverizándolos con una solución. Esta es una técnica interesante, en especial, para la aplicación de boro, fósforo y zinc, favoreciendo así el crecimiento temprano de la planta.
3. Administración foliar
Este tipo de fertilización es adoptada cuando es importante responder a una rápida necesidad nutricional o cuando el suelo no cuenta con determinados nutrientes. De hecho, la utilización de esta técnica directamente en los esquejes de las cañas planta puede ser la manera más eficiente de aportarles los micronutrientes que necesita para su desarrollo. Asimismo, la aplicación foliar garantiza la correcta nutrición de la caña.
4. Fertirriego
En esta técnica, el fertilizante es aplicado por medio del sistema de riego. De hecho, el sistema por goteo permite crear una zona de humedad propicia para el crecimiento de las raíces de la caña. Por lo tanto, es una metodología extremadamente eficiente para mejorar la humedad en regiones de sequía.
Otro punto favorable del sistema por goteo es que garantiza una mejor aplicación de fertilizante en los esquejes, aportando la cantidad adecuada de nutrientes para cada estadio del crecimiento.
A propósito, esta es la mejor manera de aplicar y maximizar la utilización del nitrógeno una vez que disminuye las pérdidas del elemento por volatilización y por lixiviación.
Más allá de su increíble potencial para hacerle frente a las necesidades urgentes de nutrición, la verdad es que solamente el 1% de los cultivos de caña de azúcar alrededor del mundo utilizan este sistema de fertilización.
Debido a esto, la aplicación de fertilizante al cultivo de caña de azúcar es esencial para asegurar su buen rendimiento, optimizar el proceso productivo y aumentar la concentración de nutrientes en la caña, elevando, de este modo, la calidad del producto final.
La adopción de la dosis ideal de fertilización posibilita reducir los costos productivos al administrar solamente el o los compuestos nutricionales que se encuentren bajo condiciones de deficiencia, hecho que conlleva a evitar el deterioro ambiental y se refleja directamente en el ingreso económico del productor.
6. Administración de residuos
Luego de la cosecha, los residuos forman una capa sobre el suelo, lo cual, si se sabe aprovechar, puede brindar ventajas significativas, por ejemplo, suprimir malezas, limitar la erosión del suelo o incluso, conservar la humedad para el segundo ciclo.
Generalmente, los residuos se descomponen en el lapso de crecimiento, previo la siguiente cosecha.
Subproductos elaborados a partir de los residuos
El buen uso de los residuos representa una técnica exitosa para aprovechamiento de todos los elementos posibles y, con esto, mejora la productividad y aumenta las ganancias.
Bagazo
Se trata de un material rico en fibra, es el remanente que queda luego de la trituración de la caña.
Normalmente, por cada 10 toneladas de caña triturada, quedan aproximadamente de 3 a 4 toneladas de bagazo húmedo con 40 a 50% de humedad. Representa una rica fuente de materia orgánica cuando es devuelto al suelo.
Ceniza y lodo de clarificación
El lodo de clarificación son residuos del proceso de clarificación del azúcar y la ceniza es un residuo de la limpieza de las calderas después de quemar el bagazo. Ambos pueden aplicarse como fertilizantes.
Vinaza
Este residuo proviene de la destilación del alcohol. Tiene altos niveles de calcio, potasio, materia orgánica y, medianas cantidades de fósforo y nitrógeno.
7. Control de las malezas
La presencia de malezas compitiendo directamente con el cultivo de caña de azúcar por el agua, luz solar y los nutrientes del suelo representan un alto riesgo, que puede causar que crezcan raquíticas, cloróticas y en el peor de los casos ocasionan la muerte de las plantas.
Ante esta realidad, es indispensable que el control de malezas sea realizado de manera precoz, iniciando en los primeros cuatro meses luego de realizarse la plantación. En cuanto a los tipos que pueden afectar los cultivos nacionales de caña de azúcar, destacamos las especies anuales.
Para hacerles frente, es importante aplicar dosis adecuadas de herbicidas residuales de amplio espectro en la etapa previa a la siembra, manteniendo los recaudos señalados por el fabricante del producto. Asimismo, es fundamental efectuar controles y monitoreos posteriores a la cosecha, una vez que este es el momento más crítico del cultivo, debido a la realización de los cortes anuales.
Como consecuencia, el productor debe asegurar el adecuado manejo de malezas desde el momento que ocurre un nuevo brote. Luego de transcurrir un período de 100 días del cultivo, el follaje proyecta la sombra cubriendo el surco evitando, de esta forma, nuevos crecimientos de malezas en la plantación.
Desgraciadamente, no existe una metodología óptima de combate de malezas; sin embargo, es posible alcanzar excelentes resultados cuando se utilizan recursos integrados, empleando, por ejemplo, una variedad de caña de acuerdo con la zona de cultivo.
Asimismo, es posible efectuar un buen manejo de malezas seleccionando semillas tratadas y de excelente calidad, preparando el suelo, aportando humedad y una técnica de riego acorde con los requerimientos edafoclimáticos, poniendo atención en la densidad, profundidad y espaciado del cultivo, así como controlando la incidencia de insectos, enfermedades y plagas.
Ahora que conoces los factores más importantes para el cultivo de caña de azúcar, veamos algunos consejos para ponerlos en práctica de manera eficaz.
Plagas que amenazan el cultivo de caña de azúcar
Los cultivos de caña de azúcar pueden ser afectados a nivel de suelo, tallo y follaje. A continuación se mencionan las más comunes:
Gusano taladrador (Diatraea saccharalis)
Una larva que perfora las hojas desde el raquis o columna principal, luego taladra las plantas tiernas haciendo galerías hasta salir al medio ambiente. Esta acción produce la perdida de la sacarosa provocando la muerte de las cañas jóvenes.
Gusano medidor (Mocis latipes)
Actúa comiéndose los bordes de las hojas en las plantas tiernas.
Barrenador temprano del brote (Chilo infescatellus)
Este ataca al cultivo de la caña de azúcar en la primera fase de crecimiento.
Las larvas penetran de forma lateral a través de uno o mas hoyos en los tallos y luego tanto hacia arriba como hacia abajo, afectando el punto de crecimiento de la planta.
Barrenador gigante o gusano tornillo (Castnia licus):
Se come las plantas y las deja vulnerables a diversos patógenos.
Salivazo de la caña (Aeneolamia varia)
Las ninfas succionan la savia de las raíces e inyectan una toxina que causan necrosis y manchas rojizas. Debilitan a la planta hasta que se seca y muere.
Taladrador menor (Elasmopalpus lignosellus)
Destruyen las raíces de las plantas ocasionando la muerte de los retoños.
Jobotos (Phyllophaga spp)
Destruyen las raíces de la planta haciendo que la caña de azúcar se torne amarillenta y el follaje muera lentamente.
Picudo rayado (Metamasius hemipterus)
Contamina la planta, debilitándola, y en consecuencia afecta el brix y jugos azucarados de la caña de azúcar.
Saltahojas antillano (Saccharosydne saccharivora)
Succiona la vaina y luego secreta una sustancia azucarada. Sobre esta se forma una fumagina que limita la fotosíntesis y transpiración de los tejidos vegetales de la planta.
Termitas
Animales que penetran los esquejes o yemas alimentándose de los tejidos. Generan galerías que van descomponiendo la planta hasta su muerte.
Mosquita blanca (Aleurolobus barodensis mask)
Sus ninfas succionan la savia de las hojas, las cuales se tornan amarillas o rosadas y se van secando lentamente. Las hojas contaminadas se cubren de fumagina, causando un hongo que afecta la fotosíntesis.
Ahora que conoces las principales plagas que afectan los cultivos de caña, veamos algunos consejos para la recolección de la cosecha y un mejor rendimiento.
Recolección de la cosecha de caña de azúcar
Esta actividad también se conoce como zafra y normalmente sucede entre los 12 a 16 meses después la plantación, específicamente cuando las hojas se marchitan y caen.
La corteza de la planta se vuelve quebradiza y en ese momento se procede a la quema del sembradío para eliminar malezas que impedirían el corte y eliminación de plagas, así como ahuyentar la presencia de víboras o ratas de campo.
El corte puede llevarse a cabo, bien sea de forma manual o mecanizada, en etapa verde o posterior a la quema.
Cosecha manual de caña de azúcar
Existen dos tipos de corte manual: corte tradicional y corte limpio.
En el tradicional se corta el tallo desde la base, se despunta y se adecúa para su transporte. En el corte limpio se retiran las hojas del tallo, se corta el tallo por la base, se despunta y se adecua para su transporte). La diferencia estriba en la permanencia o no de las hojas del tallo.
A nivel mundial la recolección se realiza con el corte manual, el mismo se efectúa a ras del terreno. Existe una variante denominada entresaque, el cual consiste en la selección de canas de azúcar maduras, dejando los tallos inmaduros para una posterior recolección.
Cosecha mecanizada de caña de azúcar
Actualmente existe una gran diversidad de maquinarias que limpian, cortan en pedazos y vierten en los vehículos que transportan la caña de azúcar hasta los ingenios o centrales azucareros para su proceso.
Rendimiento del cultivo de caña de azúcar
Para determinar la productividad de un cultivo de caña de azúcar por unidad de superficie deben evaluarse todas las variables que el agricultor tuvo que afrontar, entre las que destacan: conocimientos, formación, grado de atención, supervisión, tiempo y recursos económicos invertidos.
El máximo rendimiento se logra si se realiza una buena labor de corte cuando la caña está madura, alcanzado su tiempo de madurez. Además, es vital haber atendido las condiciones agroclimáticas como son radiación solar, riego, nutrientes, supervisión del pH del suelo, atención fitosanitaria, altura sobre el nivel del mar y los cambios de temperatura entre el día y la noche, fundamentales en la formación de sacarosa.
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