¿Qué es la agricultura intensiva?
La agricultura intensiva es una de las principales responsables de la producción de alimentos a nivel global y es una forma de productividad cada vez más popular.
De hecho, la agricultura intensiva ha sido capaz de adaptarse a las nuevas tecnologías, necesidades y demandas de la población, justamente porque es una gran opción a la hora de cultivar. Sin ir más lejos, es una de las inspiraciones de la investigación científica en este campo económico.
Este artículo ha sido pensado para contarte todo sobre la agricultura intensiva, desde qué es hasta para qué sirve, cuáles son sus beneficios y más. Así que si quieres saberlo todo acerca de la agricultura intensiva ¡Sigue leyendo!
¿Qué es la agricultura intensiva?
Su nombre deviene, justamente, de su práctica. La agricultura intensiva se basa en el uso intensivo de los medios y recursos de producción para obtener una máxima productividad en cada hectárea, terreno o superficie.
Este sistema intensifica la producción agrícola de un suelo determinado a partir del uso de nuevas tecnologías y aumento de la mano de obra. Por lo tanto, conlleva una inversión más amplia de dinero que la agricultura tradicional, pero termina por dar mucha más rentabilidad a largo plazo.
Es decir, que termina por producir una mayor cantidad de alimentos en un espacio más reducido, sirviéndose de maquinaria moderna y un gran caudal de mano de obra.
Este tipo de agricultura encontró su nacimiento a partir del proceso de masificación devenido de la industrialización, y actualmente sigue mejorando a través de la transformación y modernización digital.
Importancia de la agricultura intensiva para el mundo
Se estima que para 2050 la población mundial será de 10,000 millones de personas, lo que hace que constantemente la demanda de alimentos crezca. Esto demanda esfuerzos importantes para optimizar el trabajo agrícola y los métodos de producción.
De acuerdo con una investigación de la revista Nature, hoy el planeta no cuenta con los espacios productivos suficientes para alimentar a toda la población. Sin embargo, haciendo adecuaciones en los patrones de consumo y en las formas de cultivo, sí será posible satisfacer la demanda de 10,000 millones de personas en el futuro, según dicho estudio.
¿Cómo puede ayudar la agricultura intensiva?
Considerando este último punto, la agricultura intensiva puede ser parte de la solución al problema alimentario del mundo, ya que podrá dar más y mejores empleos y, sobre todo, utilizar menos tierra, lo cual significa menor erosión de los suelos, promoviendo la sustentabilidad y la disponibilidad de espacios fértiles para las próximas generaciones.
Además, los impactos sobre las poblaciones silvestres podrían reducirse si se aumentara el rendimiento de las tierras de cultivo existentes, a fin de preservar los hábitats naturales restantes, de acuerdo a un estudio realizado por el profesor de la universidad de Cambridge, Andrew Balmford, citado por Nature.
También es una realidad que el uso constante de maquinaria y la explotación intensiva de los espacios conlleva efectos contaminantes, que pueden considerarse como la cara negativa de esta forma de agricultura.
Por ese motivo, necesita seguir aplicando sus principios de máximo aprovechamientos de espacio, contribuyendo con la seguridad alimentaria mundial, pero tomando en cuenta filosofías y acciones que reduzcan las huella ambiental.
Entre otras cosas, es importante renovar la maquinaría en el tiempo adecuado, así como hacer mantenimiento preventivo y correctivo, para garantizar que el estado mecánico sea el adecuado. De lo contrario, se incrementa la emisión de gases dañinos para los espacios naturales y el planeta en general.
Otra práctica de gran importancia es la priorización del uso de fertilizantes y productos basados en compuestos orgánicos, que sean menos dañinos para los suelos y las plantas a largo plazo.
Finalmente, conviene destacar el desarrollo de la agricultura de precisión, para optimizar las aplicaciones, sacar el máximo provecho del tiempo de trabajo y, en general, gestionar los espacios de forma inteligente, con base en los datos, el conocimiento y la capacidad de prevención de daños tanto a los cultivos como a los espacios externos.
¿Cuáles son los beneficios de la agricultura intensiva?
Como se ha dicho, la agricultura intensiva le permite a los productores un mayor caudal de cultivos y producción en una porción de tierra menor que en los métodos tradicionales. Además, estas tierras suelen estar más cerca de los lugares de comercialización, lo que a la larga termina por abaratar los costos de traslado y distribución de los productos.
Por otro lado, el elevado uso de materiales y máquinas modernas y específicas, genera un rendimiento más óptimo de los distintos cultivos, haciendo de estos unos mucho más rentables. Justamente esto es lo que la diferencia de la agricultura extensiva, que tiende a utilizar menos mano de obra en un espacio más amplio.
Además, este tipo de agricultura es mucho más eficiente, ya que, al necesitar menos insumos y espacio, hace a los productos más asequibles, no solo para quien produce, sino también para el consumidor final.
Por último, permite una regulación más certera de la producción, ya que estos espacios de cultivo, estandarizados, optimizados y organizados, presentan la facilidad de estar al tanto de cuestiones sanitarias y de calidad de forma más atenta.
¿Qué tipos de agricultura intensiva existen?
Cada vez son más y más las técnicas de producción asociadas a la agricultura, por eso no se habla de un solo tipo de agricultura intensiva. Por esta razón, es necesario diferenciar las distintas categorías con base en sus técnicas específicas. Aquí te va una lista de algunas de las formas de producción asociadas a la agricultura intensiva:
Monocultivos masivos
Los monocultivos son plantaciones de una sola especie, pensadas para poder optimizar y aprovechar de mejor manera los recursos de un espacio dado. Su fin es llevar a un máximo el volumen de la cosecha.
De esta manera, los productores son capaces de masificar y estandarizar los ciclos de cultivo, a partir de la aplicación de las mismas acciones, estrategias y métodos en todo el terreno. Esto también ayuda a la disminución y prevención de plagas, tanto como a la fertilización y demás procesos asociados al crecimiento de cultivos.
Esta estandarización permite reducir los costos de producción, lo que termina por dar un producto, no solo con mayor caudal, sino también con un mejor precio para su comercialización.
Además, es una buena técnica para ser aplicada en áreas remotas, donde es más difícil hacerse de gran mano de obra. Dado que esta técnica es más bien estandarizada, con el entrenamiento de un equipo específico es posible de ser llevada a cabo sin perder en el camino.
Agricultura hidropónica
Este tipo de agricultura es aquella que se destaca por no hacer uso del suelo, es decir que las plantas son cultivadas a través del empleo de soluciones minerales en lugar de suelo agrícola.
Así, el foco queda puesto en el riego, quien será el responsable de brindar a los cultivos los nutrientes necesarios para que crezcan sanos y fuertes. Algunos ejemplos de cultivos que comúnmente son gestados a partir de esta técnica son las frutillas o la lechuga, lo mismo sucede con algunas especies de tomate.
Además, esta técnica presenta los beneficios de poder producir en el marco de condiciones ambientales limitantes, ahorrar en abono y fertilizantes y cosechar productos de alta calidad.
Agricultura de invernadero
Como lo indica su nombre, es la técnica de cultivar dentro de un invernadero. Esto trae consigo el beneficio de poder producir sin importar las condiciones climáticas y naturales del ambiente. Esto permite no sólo obtener especies fuera de su ciclo natural de crecimiento, sino también poder adaptar los espacios para especies con requerimientos muy específicos adaptándose a situaciones adversas.
Además, los invernaderos también permiten una gestión y trabajo más intensivo y controlado, lo cual termina por afectar de manera positiva el resultado y producto final.
Agricultura de regadío
Este tipo de agricultura es aplicada en especies que suelen presentar mayor riesgo de supervivencia por tener, por ejemplo, niveles de hidratación o humedad permanentes y específicos.
Algunos ejemplos de cultivos de este tipo son la remolacha, el arroz, el algodón y diversos árboles frutales. Especies como estas necesitan de un riego constante que, en el contexto de la agricultura intensiva, se les es brindado a partir de acequias, aspersores y canales.
Los métodos de riego más comunes, utilizados en esta forma de producción, son:
- Por aspersión;
- Por goteo o localizado;
- Por drenaje;
- Por arroyamiento o surcos;
- Por inundación y sumersión;
- Por canales o infiltración.
En la actualidad, existen herramientas de automatización que sistematizan el desarrollo de los diferentes métodos de riego y, además, ajustan las aplicaciones a las necesidades concretas de los cultivos.
Tecnologías de punta de la agricultura intensiva
Como veníamos diciendo, este tipo de técnica está asociada a la globalización, la masificación de los mercados y la producción de alta generación, por lo tanto, no es de extrañar que trabaje mano a mano con las últimas tecnologías.
La capacidad de poder cultivar de manera intensiva es, de hecho, gracias a las máquinas y nuevas técnicas. Aquí te presentamos una lista de las tecnologías más usadas en este proceso productivo:
Máquinas con grados de automatización
Si bien los pulverizadores, abonadoras y demás máquinas populares en el mundo de la agricultura existen desde hace mucho tiempo, la agricultura intensiva ha comenzado a incorporarlas de manera automatizada, así es que se aumenta su rendimiento y sus alcances.
Un ejemplo de esto son los nuevos pulverizadores que circulan en el mercado. Estos vienen con soluciones de agricultura de precisión incluidas, lo cual permite programar rutas o incorporar controles automáticos. ¡Hasta tienen piloto automático! También, esta integración les permite a los productores obtener datos sobre el rendimiento de estas máquinas, como franjas y volúmenes de aplicación, velocidades promedio e, incluso, consumo de combustible.
Sistemas de posicionamiento global (GPS)
Estos sistemas permiten la digitalización del trabajo, la planificación, el monitoreo remoto, permanente e intensivo.
Además, es posible saber dónde están exactamente las máquinas, qué están haciendo y, sobre todo, trazar las rutas de trabajo con eficacia y certeza. Sin contar que también sirven para definir franjas de aplicación de defensivos agrícolas ¡Todo en tiempo real!
Sensores
Los sensores, que pueden ser de suelo, plantas o aire, permiten recolectar datos de interés de las superficies y los distintos espacios de cultivo.
A través de, por ejemplo, los sensores de suelo es posible conocer los niveles de acidez del mismo o su hidratación. Los sensores de plantas o aire, por su parte, suelen venir incluidos en drones y también aportan a la gestión inteligente.
Soluciones de recolección y centralización de datos
La telemetría, es decir, la medición remota de distintos factores de interés, permite recaudar y recolectar datos centralizados incrementando el control y el seguimiento.
Esto puede ser aplicado a, por ejemplo, la dinámica de las máquinas, las franjas de aplicación o los turnos de trabajo de los operadores. Así, la gestión no solo se vuelve más coherente sino que, de hecho, está basada en el conocimiento y comprensión basado en las necesidades en tiempo real.
Invernaderos automatizados
Actualmente existen invernaderos automatizados que son capaces de regar y calefaccionar el espacio de forma personalizada, automática y específica. Estos se adaptan a las necesidades de cada cultivo en cuestión.
En resumen, son capaces de generar un microclima adecuado para las distintas frutas y plantas de manera inteligente e intuitiva.
Y, ¿qué hay de las desventajas de la agricultura intensiva?
La agricultura intensiva conlleva riesgos asociados a una mala gestión de los recursos, el uso excesivo de químicos y diferentes prácticas deficientes. Estos pueden valorarse como sus desventajas.
Alguno de esos factores negativos asociados a un desarrollo deficiente o poco racional de la agricultura intensiva son los siguientes:
Contaminación derivada de productos químicos
La fertilización por medio de productos químicos es parte elemental de la agricultura intensiva. Estos, al ser ricos en macronutrientes, favorecen la productividad y el máximo aprovechamiento de los suelos.
Sin embargo, al aplicarse de forma excesiva y sin compuestos orgánicos como complemento, las consecuencias pueden ser negativas para los ciclos de producción y para los ambientes en general.
Al saturar los suelos y no absorberse todos los elementos químicos, esto deriva en contaminación de aguas subterráneas y otros recursos naturales fundamentales para la sostenibilidad de la actividad agrícola.
Posibilidad de productos alimenticios de mala calidad
Así como promueve la calidad de los alimentos, si se desarrolla de forma deficiente, la agricultura intensiva puede derivar en resultados negativos en las cosechas.
Un ejemplo es el desarrollo de frutos y vegetales con alto contenido químico y elementos sintéticos, que pueden resultar perjudiciales para la salud humana. Cuando esto sucede, los frutos no superan los procesos de conformidad y verificación de calidad, lo cual deriva en grandes pérdidas para los productores.
Alteración medioambiental
Acidez elevada de los suelos, plantas secas y con alto contenido de sal y otras alternaciones del medio ambiente y los recursos naturales pueden ser consecuencia de la agricultura intensiva.
Esta no solo afecta a los propios productores, sino que también puede perjudicar a las comunidades cercanas a los terrenos de producción.
Buenas prácticas asociadas al uso de agricultura intensiva
Aunque este tipo de agricultura presenta muchos beneficios, también es cierto que debe ser desarrollada de manera responsable, consciente y precisa, generando un equilibrio propicio en su desarrollo para impactar lo menos posible el medio ambiente.
Esta es una lista con algunos consejos que te ayudarán a aplicar esta moderna técnica de la manera más amigable posible ¡Vamos!
Utilizar los suelos según la vocación de uso
Esto se refiere a conocer la composición biofísica de tu suelo. Es decir, que debes determinar sus antecedentes, sus características y componentes y diversos factores clave para saber qué especies son más propicias para plantar allí.
Esto disminuirá el impacto de productos agregados e impedirá a largo plazo la erosión de los suelos debido a su explotación extrema.
Abrir espacio a compuestos y productos orgánicos
Si bien es una práctica común la de incentivar los cultivos a partir del uso de productos químicos, una situación ideal debería ser equilibrada y para eso es elemental que también tengas en cuenta la fertilización natural.
Los productos orgánicos también aportan nutrientes de gran alcance, no es necesario dejarlos completamente de lado para obtener una buena producción.
Utilizar productos certificados
A la hora de utilizar productos industriales, siempre es necesario hacerse de aquellos que cuentan con certificados estatales y de organizaciones específicas del sector.
Todo fertilizante o insumo debe ser de calidad para evitar desastres ecológicos.
Desarrollar barreras vivas y cercas
Es recomendable que los cultivos estén siempre ubicados en laderas, ya que esto ayuda a evitar y disminuir la erosión del suelo y, además, mejora la resistencia de la superficie de explotación ante algún evento natural riesgoso.
Por otro lado, esto también evita la propagación de plagas y otras amenazas asociadas al cultivo y desarrollo agrícola.
Moderar y optimizar la labranza
Para proteger la estructura del suelo y estimular su actividad biológica natural, no hay que abusar de la actividad de labranza. Esta debe ser moderada y adaptada a las necesidades y requerimientos específicos del momento y, por supuesto, del cultivo y la tierra.
Por otro lado, una labranza consciente y responsable termina por optimizar la mano de obra, lo cual se traduce en un ahorro de costos o en combustible utilizado en las máquinas como los tractores.
Observar cualitativamente y estudiar las reacciones
La idea de utilizar nueva tecnología está asociada también a la observación, evolución y desarrollo del ciclo productivo.
Esta es, de hecho, la única forma de detectar a tiempo patrones negativos y posibles amenazas, no solo para cuidar la producción sino también el medio ambiente.
En resumen, la agricultura intensiva puede ser una gran respuesta para producir provechosamente, aumentando la capacidad de cultivo, abaratando los costos y presentando un precio asequible para los consumidores finales.
Sin embargo, es una práctica que debe ser llevada adelante con responsabilidad, coherencia y precisión, encontrando un equilibrio entre la explotación de la tierra y el medio ambiente. Esto debe hacerse llevando un control eficaz del ciclo productivo y aprovechando también las características naturales del ambiente en sí mismo, sin forzarlo indebidamente.
Esperamos que este artículo te haya servido como guía para poder comenzar a abrirte paso en el mundo de la agricultura intensiva. Será una inversión de la que no te arrepentirás si sabes hacerla inteligentemente.
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